quinta-feira, 25 de fevereiro de 2010

PEDRO Y EL LOBO/PEDRO E O LOBO


 PEDRO Y EL LOBO



Erase una vez un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo cuidando sus ovejas y, como muchas veces se aburria mientras las veía pastar, pensaba cosas que hacer para divertirse.
Un día, decidió que sería buena idea divertirse a costa de la gente del pueblo que había por allí cerca. Se acercó y empezó a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!
La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano y corriendo fueron a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor. Y se enfadaron.

Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que pensó en repetirla. Y cuando vió a la gente suficientemente lejos, volvió a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo!
Las gentes del pueblo, en volverlo a oír, empezó a correr otra vez pensando que esta vez si que se había presentado el lobo, y realmente les estaba pidiendo ayuda. Pero al llegar donde estaba el pastor, se lo encontraron por los suelos, riendo de ver como los aldeanos habían vuelto a auxiliarlo. Esta vez los aldeanos se enfadaron aún más, y se marcharon terriblemente enojados.
A la mañana siguiente, el pastor volvió a pastar con sus ovejas en el mismo campo. Aún reía cuando recordaba correr a los aldeanos. Pero no contó que, ese mismo día, si vió acercarse el lobo. El miedo le invadió el cuerpo y, al ver que se acercaba cada vez más, empezó a gritar:
- Socorro! El lobo! Que viene el lobo! Se va a comer todas mis ovejas! Auxilio!
Pero esta vez los aldeanos, habiendo aprendido la lección el día anterior, hicieron oídos sordos.

El pastorcillo vió como el lobo se abalanzaba sobre sus ovejas, y chilló cada vez más desesperado:
- Socorro! El lobo! El lobo! - pero los aldeanos continuaron sin hacer caso.
Es así, como el pastorcillo vió como el lobo se comía unas cuantas ovejas y se llevaba otras para la cena, sin poder hacer nada. Y se arrepintió en lo más profundo de la broma que hizo el día anterior.



 PEDRO E O LOBO



Era uma vez um pastor que passava a maior parte de seu tempo cuidando de suas ovelhas, e como muitas vezes se aborrecia enquanto as via pastar, pensava no que fazer para se divertir.
Um dia decidiu que seria boa ideia divertir-se ás custas da gente do povoado, que vivia nas proximidades. Aproximou-se a começou a gritar:
- Socorro! O lobo! Está vindo o lobo!
Os moradores colheram o que tinham em mãos e correndo foram auxiliar o pobre pastorzinho que pedia auxílio, porém, ao chegaram, descobriram que tudo havia sido uma brincadeira de mau gosto do pastor. E ficaram com raiva.
Quando se foram, para o pastor foi tão engraçada a brincadeira que pensou em repetí-la. E ao ver o povo suficientemente longe, voltou a gritar:
- Socorro! O lobo! Está vindo o lobo!
As pessoas do povoado, ao voltarem a ouvir, começaram a correr novamente, pensando que nesta vez sim o lobo teria aparecido, e realmente, ele estava a pedir ajuda. Porém, ao chegar ao lugar onde estava o pastor, o encontraram rolando pelo chão, rindo ao ver como os habitantes do povoado voltaram para auxiliá-lo. Desta vez os aldeões se aborreceram ainda mais. E partiram terrivelmente irritados.
Na manhã seguinte, o pastor voltou a pastorear com suas ovelhas no mesmo campo. Ainda ria quando se recordava dos aldeões correndo. Porém não esperava que neste mesmo dia, veria aproximar-se o lobo. O medo invadiu o seu corpo, e ao ver que se aproximava mais, começou a gritar.
- Socorro! O lobo! Está vindo o lobo! Vai comer todas as minhas ovelhas! Ajudem-me!
Porém desta vez, os aldeões, tendo aprendido a lição do dia anterior, não deram a mínima.
O pastorzinho viu o lobo pulando sobre suas ovelhas e gritou cada vez mais desesperado.
- Socorro! O lobo! O lobo! - Porém os aldeões continuaram sem fazer caso.
E assim, o pastorzinho viu o lobo comendo umas tantas ovelhas e levando outras para a janta, sem poder fazer nada. E se arrependeu profundamente da brincadeira que aprontara no dia anterior.



Tradução do Espanhol: MARCIANO VASQUES





terça-feira, 23 de fevereiro de 2010

CELINA, COLIBRÃ, LIVRO

CELINA, COLIBRÃ E LIVRO


  
Com laçarote, num pinote a marota garota chegou ao pedaço e deu um abraço no velhíssimo Rospo.

- E então pequena, como tem andado?

- A pé e feliz. Talvez eu seja a mais feliz do brejo.

- Que bom, mande um beijo para sua irmã.

- Após esse emocionante diálogo, a pequena Celina foi ao encontro da Colibrã.

- Colibrã, conte-me uma história.

- Você gosta de história?

- Detesto, por isso estou pedindo para contar uma.

- “Como é espirituosa. Parece ser bastante inteligente”. Vou contar uma para você.

E assim a Colibrã contou uma história.

- Bonita! Foi você quem inventou?

- Não, tirei do livro “Arco-Íris No Brejo”

- Quando eu fizer aniversário, você me dá de presente esse livro?

- Sim, Celina, será o seu primeiro.

- Quando eu aprender a ler lerei todas as histórias dele.

- Até lá você vai curtindo as figuras... e inventando outras histórias...

- Posso inventar outras?

- Claro! Assim o livro ficará com mais histórias.

- Então num livro cabem tantas histórias quanto eu quiser?

- Exato!

- E a Sapinha saiu feliz, contando para todos a novidade.


Descobriu que um  livro pode ter outras histórias além das que estão escritas.


MARCIANO VASQUES

Ilustração: Daniela Alves Vasques

domingo, 21 de fevereiro de 2010

AS ESTRELAS E A CATACRESE

AS ESTRELAS E A CATACRESE



Sapabela e seu amigo conversam num sarau.

- Rospo, você tem que falar de coisas bonitas sempre.

- Por que, Sapa?

- Por causa da catacrese.

- Catacrese? Isso é um tipo especial de metáfora, que foi incorporada pela língua, mas... explique, querida, por favor. O que tem a ver a tal catacrese em nossa história?

- Ora, por causa do céu da boca.

- Entendi, mesa não tem pé, chaleira não tem bico nem asa, rio não tem braço. Boca também não tem céu, é a mesma coisa que dizer “embarcar num avião ou num trem”, então trata - se de uma catacrese, mas, o que tem isso a ver? Por que tenho que falar coisas bonitas sempre?

- Caríssimo amigo: as estrelas do céu da boca são as suas palavras, as coisas que você diz...

- Compreendo, o céu da boca não é estrelado, então posso pôr estrelas nele cada vez que falar... Mas nem sempre o clima está propício para se falar “estrelas”.

- Nunca se esqueça de que um céu nublado apenas causa uma ilusão de ótica...

- Ilusão de ótica?

- É! Você olha e não vê as estrelas e então pensa que elas não estão lá.

- Certo, mesmo com tempo ruim, devemos salpicar estrelas em nosso céu da boca.

MARCIANO VASQUES
No Brejo do Rospo 
Ilustração: Daniela Alves Vasques

O BLOGUEIRO - 3

 

Argumento: Marciano Vasques
Arte: Danilo Marques

sábado, 20 de fevereiro de 2010

EL GATO CON BOTAS/O GATO DE BOTAS



EL GATO CON BOTAS
 
ILUSTRAÇÃO: PIKKA 
Todos os direitos reservados
 Había una vez...
...Un molinero que tenía tres hijos.
A su muerte, el pobre molinero les dejó a sus hijos, como únicos bienes: su molino, su burro y su gato. Muy pronto se hizo el reparto, para el cual no se necesitó notario ni otra autoridad; nada sobró del pobre patrimonio. El hijo mayor se quedó con el molino, el segundo recibió el burro y el menor sólo se quedó con el Gato; estaba desconsolado por tener tan poco.
Mis hermanos —decía— podrán ganarse la vida honradamente trabajando juntos; en cambio yo, en cuanto me haya comido mi gato y haya hecho una bufanda con su piel, moriré de hambre.
El Gato, al oír este discurso, le dijo con un aire comedido y grave:
No te aflijas en lo absoluto, mi amo, no tienes más que darme un saco y hacerme un par de botas para ir por los zarzales, y ya verás que tu herencia no es tan poca cosa como tú crees.
Aunque el amo del Gato no hizo mucho caso al oírlo, lo había visto actuar con tanta agilidad para atrapar ratas y ratones, y cuando se colgaba de sus patas traseras o cuando se escondía en la harina haciéndose el muerto, que no perdió la esperanza de que lo socorriera en su miseria. En cuanto el Gato tuvo lo que había solicitado, se calzó rápidamente las botas, se colocó el saco al cuello tomando los cordones con sus patas delanteras y se dirigió hacia un conejal en donde había muchos conejos. Puso salvado y hierbas dentro del saco, y se tendió en el suelo como si estuviese muerto; esperó que un tierno conejo poco conocedor de las tretas de este mundo viniera a meterse en el saco para comer lo que en él había. Apenas se hubo acostado tuvo un gran regocijo; un tierno y aturdido conejo entró en el saco. El Gato puxou as cordas para atraparlo y luego lo mató sin misericordia. Orgulloso de su proeza, se dirigió hacia donde vivía el Rey y pidió que lo dejaran entrar para hablar con él. Le hicieron pasar a las habitaciones de Su Majestad; después de hacer una gran reverencia al Rey, le dijo:
He aquí, Señor, un conejo de campo que el Señor Marqués de Carabás (que es el nombre que se le ocurrió dar a su amo) me ha encargado ofrecerle de su parte.
Dile a tu amo —contestó el Rey—, que se lo agradezco, y que me halaga en gran medida.

En otra ocasión, fue a esconderse en un trigal dejando también el saco abierto; en cuanto dos perdices entraron en él, puxou as cordas y capturó a ambas. Enseguida se fue a regalárselas al rey, tal como había hecho con el conejo de campo. Una vez más, el Rey se sintió halagado al recibir las dos perdices, y ordenó que le dieran de beber. Durante dos o tres meses el Gato continuó llevando al Rey las piezas que cazaba y le decía que su amo lo enviaba. Un día se enteró que el Rey iría de paseo por la ribera del río con su hija, la princesa más bella del mundo,. y le dijo a su amo:
Si sigues mi consejo podrás hacer fortuna; no tienes más que meterte en el río en el lugar que yo te indique y después dejarme actuar.
El Marqués de Carabás hizo lo que su Gato le aconsejaba, sin saber con qué fines lo hacía. Mientras se bañaba, pasó por ahí el Rey, y el Gato se puso a gritar con todas sus fuerzas:
¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Que se ahoga el Marqués de Carabás!
Al oír los gritos el Rey se asomó por la ventanilla y al reconocer al Gato que tantas piezas de caza le había entregado, ordenó a sus guardias que fueran prestos al auxilio del Marqués de Carabás. Mientras sacaban del río al pobre Marqués, el Gato se acercó a la carroza y le dijo al Rey que durante el baño de su amo unos ladrones habían llegado y se llevaron sus ropas, a pesar de que él les gritó con toda su fuerza; el Gato las había escondido tras una enorme piedra. Al instante, el Rey ordenó a los oficiales de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus más bellos trajes para dárselo al Marqués de Carabás.

El Rey le hizo mil halagos, y como los hermosos ropajes que acababan de darle realzaban su figura (pues era guapo y de buen porte), la hija del rey lo encontró muy de su agrado; además, como el Marqués de Carabás le dirigió dos o tres miradas, muy respetuosas y un poco tiernas, ella se enamoró enseguida de él. El rey quiso que subiera a su carroza y que los acompañara en su paseo. El gato, encantado al ver que su plan empezaba a dar resultado, se adelantó a ellos, y cuando encontró a unos campesinos que segaban un campo les dijo:
Buena gente, si no decías al rey que el campo que estáis segando pertenece al Marqués de Carabás, seréis hechos picadillos y convertidos en paté.
Al pasar por ahí, el rey no olvidó preguntar a los segadores de quién era el campo que segaban.
-Estos campos pertenecen al Marqués de Carabás, Señor.- respondieron los labriegos - Al marqués de Carabás, al Marqués de Carabás.
El rey, al ver tantas riquezas del Marqués de carabás, decidió casar a su hija con el hijo menor del molinero, mientras el gato le presentaba todos los respetos y se había convertido en el gato más famoso de toda la comarca.
Y su Señor, el marqués de Carabás, en un joven príncipe, y las puertas reales se abrieron para dar paso a la feliz pareja.
y allí vivieron felices, y el gato con botas, como recompensa de su amo, vivió también en aquel castillo tan bonito.

O GATO DE BOTAS

 
Ilustração: PIKKA 
Todos os direitos reservados


Era uma vez...
Um moleiro que tinha três filhos.
Quando estava morrendo, o moleiro deixou aos seus filhos, como únicos bens: seu moinho, seu burro e seu gato. Imediatamente fez a partilha, para a qual não necessitou tabelião nem outra autoridade: nada sobrou do pobre patrimônio. O filho maior ficou com o moinho, o segundo recebeu o burro e o menor ficou apenas com o gato; estava desconsolado por ter tão pouco.— Meus irmãos!— dizia— poderão ganhar a vida honradamente trabalhando juntos; em troca, eu, mesmo que haja comido o meu gato e feito com sua pele um cachecol, terei morrido de fome.
O gato, ao ouvir esse discurso, ficou com um ar comedido e grave.
Não te aflijas em absoluto, meu amo. Basta apenas me dar um saco e fazer-me um par de botas para que eu vá pelos arbustos, e logo verás que tua herança não é tão pouco como crês.

Ainda que o amo do gato não tenha feito muito caso ao ouvi-lo, já o havia visto agir com tanta agilidade para pegar ratazanas e camundongos, e quando se pendurava em suas patas traseiras ou quando se ocultava na farinha fingindo - se de morto que não perdeu a esperança de que ele o socorreria em sua miséria. E quando o gato obteve o que havia solicitado, calçou rapidamente as botas, colocou o saco no pescoço , pegando as cordas com a pata dianteira e se dirigiu até um criadoro de coelhos onde havia muitos coelhos. Pôs farelo e ervas no saco , e se estendeu no chão como se estivesse morto; esperou que um tenro coelho, pouco conhecedor das astutas ciladas desse mundo viesse a enfiar-se no saco para comer o que nele havia. Mal se recostara teve um grande regozijo: um tenro e atordoado coelho entrou no saco. O gato tirou duas cordas para amarrá-lo e logo o matou sem misericórdia. Orgulhoso de sua proeza dirigiu-se até onde vivia o rei e pediu para que o deixassem entrar para falar com ele. O fizeram passar até aos quartos de sua majestade; depois de reverenciar o rei, lhe disse: — Eis aqui, senhor, um coelho do campo que o senhor Marquês de Carabás ( que foi o nome que lhe ocorreu para dar a seu amo) encarregou-me de oferecer- lhe de sua parte.
Diga a teu amo— Respondeu o rei — que o agradeço e que muito me lisonjeia.
Em outra ocasião, foi esconder-se num trigal deixando também um saco aberto. E quando duas perdizes entraram nele, puxou duas cordas e capturou a ambas. Em seguida, foi presenteá-las ao rei, tal como havia feito com o coelho do campo. Uma vez mais o rei se sentiu lisonjeado ao receber as duas perdizes, e ordenou que lhe dessem de beber. Durante dois ou três meses o gato continuou levando ao rei as  suas caças e dizia que seu amo as enviava. Certo dia, tomou conhecimento de que o rei ia passear pela beira do rio com sua filha, a princesa mais bela do mundo, e disse a seu amo:
Se seguires meu conselho, poderás fazer fortuna; bastará apenas enfiar-se no rio no lugar que eu te indicar e depois deixar-me agir.
O Marquês de Cabará fez o que seu gato lhe aconselhava, sem saber com que fim o fazia . Enquanto se banhava, passou por ali o rei, e o gato se pôs a gritar com toda a força.
Socorro! Auxílio! Está se afogando o Marquês de Carabás!
Ao ouvir os gritos, o rei apareceu na janelinha, e ao reconhecer o gato que tantas  caças lhe havia entregado, ordenou aos seus guardas que fossem auxiliar o Marquês de Carabás. Enquanto tiravam do rio o pobre Marquês, o gato se aproximou da carruagem e disse ao rei que durante o banho de seu amo uns ladrões haviam chegado e levaram suas roupas, apesar dele ter gritado com todas as suas forças; o gato lhe havia escondido atrás de uma grande pedra. Num instante, o rei ordenou aos oficiais de seu guarda- roupa para que fossem buscar um de seus mais belos trajes para dá-lo ao Marquês de Carabás.
O rei lhe fez mil elogios, e como as roupagens que lhe havia dado realçavam sua figura (pois era bonito e de bom porte) , a filha do rei o considerou muito de seu agrado; além disso, como o Marquês de Carabás lhe dirigiu dois ou três olhares, muito respeitosos e um tanto ternos, apaixonou - se em seguida por ele. O rei quis que subissem à sua carruagem e que o acompanhasse em seu passeio. O gato, encantado ao ver que seu plano começava a dar resultado, foi à frente, e quando encontrou uns camponeses que semeavam um campo, lhes disse:
Gente boa, se não disserem ao rei que o campo que estão semeando pertence ao senhor Marquês de Carabás, serão transformados em picadinhos e convertidos em patê.
Ao passar por ali, o rei não esqueceu de perguntar aos semeadores de quem era o campo que semeavam.
Estes campos pertencem ao Marquês de Carabás, senhor! — responderam os lavradores — Ao Marquês de Carabás, ao Marquês de Carabás.
O rei, ao ver tantas riquezas do Marquês de Carabás, decidiu casar a sua filha com o filho menor do moleiro, enquanto o gato lhe apresentava todos os respeitos, e se convertera no gato mais famoso de toda a comarca.
E seu senhor, o Marquês de Carabás, em um jovem príncipe. E as portas reais se abriram para dar passagem ao feliz casal.
E ali viveram felizes, e o gato de botas, como recompensa de seu amo, viveu também naquele castelo tão bonito.


TRADUÇÃO DO ESPANHOL: MARCIANO VASQUES
Marciano Vasques é escritor.
Crédito da imagem: http://www.consciencia.org/gato-de-botas-fabula-encantada-de-perrault

quarta-feira, 17 de fevereiro de 2010

LA BELLA DURMIENTE/A BELA ADORMECIDA

LA BELLA DURMIENTE

 


Èrase una vez... una reina que dio a luz una niña muy hermosa. Al bautismo invitó a todas las hadas de su reino, pero se olvidó, desgraciadamente, de invitar a la más malvada. A pesar de ello, esta hada maligna se presentó igualmente al castillo y, al pasar por delante de la cuna de la pequeña, dijo despechada: "¡A los dieciséis años te pincharás con un huso y morirás!"
Un hada buena que había cerca, al oír el maleficio, pronunció un encantamiento a fin de mitigar la terrible condena: al pincharse en vez de morir, la muchacha permanecería dormida durante cien años y solo el beso de un joven príncipe la despertaría de su profundo sueño. Pasaron los años y la princesita se convirtió en la muchacha más hermosa del reino.
El rey había ordenado quemar todos los husos del castillo para que la princesa no pudiera pincharse con ninguno. No obstante, el día que cumplía los dieciséis años, la princesa acudió a un lugar del castillo que todos creían deshabitado, y donde una vieja sirvienta, desconocedora de la prohibición del rey, estaba hilando. Por curiosidad, la muchacha le pidió a la mujer que le dejara probar. "No es fácil hilar la lana", le dijo la sirvienta. "Mas si tienes paciencia te enseñaré." La maldición del hada malvada estaba a punto de concretarse. La princesa se pinchó con un huso y cayó fulminada al suelo como muerta. Médicos y magos fueron llamados a consulta. Sin embargo, ninguno logró vencer el maleficio.
El hada buena sabedora de lo ocurrido, corrió a palacio para consolar a su amiga la reina. La encontró llorando junto a la cama llena de flores donde estaba tendida la princesa. "¡No morirá! ¡Puedes estar segura!" la consoló, "Solo que por cien años ella dormirá" La reina, hecha un mar de lágrimas, exclamó: "¡Oh, si yo pudiera dormir!" Entonces, el hada buena pensó: Si con un encantamiento se durmieran todos, la princesa, al despertar encontraría a todos sus seres queridos a su entorno. La varita dorada del hada se alzó y trazó en el aire una espiral mágica. Al instante todos los habitantes del castillo se durmieron. " ¡Dormid tranquilos! Volveré dentro de cien años para vuestro despertar." dijo el hada echando un último vistazo al castillo, ahora inmerso en un profundo sueño. En el castillo todo había enmudecido, nada se movía con vida. dijo el hada echando un último vistazo al castillo. Péndulos y relojes repiquetearon hasta que su cuerda se acabó. El tiempo parecía haberse detenido realmente.
Alrededor del castillo, sumergido en el sueño, empezó a crecer como por encanto, un extraño y frondoso bosque con plantas trepadoras que lo rodeaban como una barrera impenetrable. En el transcurso del tiempo, el castillo quedó oculto con la maleza y fue olvidado de todo el mundo. Pero al término del siglo, un príncipe, que perseguía a un jabalí, llegó hasta sus alrededores. El animal herido, para salvarse de su perseguidor, no halló mejor escondite que la espesura de los zarzales que rodeaban el castillo.
El príncipe descendió de su caballo y, con su espada, intentó abrirse camino. Avanzaba lentamente porque la maraña era muy densa. Descorazonado, estaba a punto de retroceder cuando, al apartar una rama, vio... Siguió avanzando hasta llegar al castillo. El puente levadizo estaba bajado. Llevando al caballo sujeto por las riendas, entró, y cuando vio a todos los habitantes tendidos en las escaleras, en los pasillos, en el patio, pensó con horror que estaban muertos, Luego se tranquilizó al comprobar que solo estaban dormidos. "¡Despertad! ¡Despertad!", chilló una y otra vez, pero en vano. Cada vez más extrañado, se adentró en el castillo hasta llegar a la habitación donde dormía la princesa. Durante mucho rato contempló aquel rostro sereno, lleno de paz y belleza; sintió nacer en su corazón el amor que siempre había esperado en vano. Emocionado, se acercó a ella, tomó la mano de la muchacha y delicadamente la besó...
Con aquel beso, de pronto la muchacha se desesperezó y abrió los ojos, despertando del larguísimo sueño. Al ver frente a sí al príncipe, murmuró: ¡Por fin habéis llegado! En mis sueños acariciaba este momento tanto tiempo esperado." El encantamiento se había roto. La princesa se levantó y tendió su mano al príncipe. En aquel momento todo el castillo despertó. Todos se levantaron, mirándose sorprendidos y diciéndose qué era lo que había sucedido. Al darse cuenta, corrieron locos de alegría junto a la princesa, más hermosa y feliz que nunca. Al cabo de unos días, el castillo, hasta entonces inmerso en el silencio, se llenó de cantos, de música y de alegres risas con motivo de la boda. 


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A BELA ADORMECIDA 




Era uma vez...uma raínha que deu à luz a uma menina muito bonita. Para o batismo, convidou a todas as fadas de seu reino, porém, infelizmente, se esqueceu de convidar a mais malvada. Mesmo assim, essa fada malígna se apresentou no castelo, e, ao passar diante do berço da pequena, disse, despeitada: "Aos dezesseis anos te furarás com um fuso e morrerás!".
Uma fada boa, que estava por perto, ao ouvir a maldição, pronunciou um encantamento a fim de atenuar a terrível sentença: ao se furar, em vez de morrer, a mocinha permaneceria dormindo durante cem anos, e  só o beijo de um jovem príncipe a despertaria de seu profundo sono. Passaram-se os anos e a princesinha se converteu na mais bonita moça do reino.
O rei havia ordenado a queima de todos os fusos do castelo para que a princesa não pudesse furar-se com nenhum. No entanto, no dia em que completava dezesseis anos, a princesa foi a um lugar do castelo que todos acreditavam que estivesse desabitado, e onde uma velha serviçal, que não conhecia a proibição do rei, estava fiando. Por curiosidade, a moça pediu à mulher que lhe deixasse provar. "Não é fácil fiar a lã", disse-lhe a serviçal. "Mas se tiveres paciência te ensinarei". A maldição da fada malvada estava a ponto de concretizar-se. A princesa se furou com um fuso e tombou fulminada ao chão como uma morta. Médicos e feiticeiros foram chamados para consultas. Entretanto, ninguém conseguiu vencer o malefício.
A fada boa, ciente do ocorrido, correu ao palácio para consolar a sua amiga rainha. A encontrou chorando junto à cama cheia de flores, onde estava estendida a princesa. "Não morrerá! Pode estar segura!", a consolou. "Só que por cem anos ela dormirá!". A rainha, feito um mar de lágrimas, exclamou: "Oh, se eu pudesse dormir!". Então, a fada boa pensou: "Se com um encantamento, dormissem todos! A princesa, ao despertar, encontraria a todos seus seres amados, ao seu redor". A varinha de condão da fada se ergueu e traçou no ar uma espiral mágica. No mesmo instante, todos os habitantes do castelo adormeceram. "Durmam tranquilos! Retornarei dentro de cem anos para o despertar de vocês!", disse a fada, dando uma última espiada no castelo. Pêndulos e relógios repicaram até que a sua corda se acabou. O tempo parecia haver se detido realmente.
Ao redor do castelo, submerso no sono, como por encanto, começou a crescer uma estranha e frondosa floresta, com plantas trepadeiras que a rodeavam como uma impenetrável barreira. No transcurso do tempo, o castelo ficou oculto pelo mato e foi esquecido por todo mundo. Porém, ao fim de um século, um príncipe, que perseguia a um javali, chegou até aos arredores. O animal ferido, para escapar de seu perseguidor, não achou melhor esconderijo do que na profusão de arbustos que rodeavam ao castelo.
O príncipe desceu de seu cavalo, e com sua espada, tentou abrir caminho. Avançou lentamente porque o emaranhado era muito denso.
Desolado, estava a ponto de retroceder, quando, ao afastar um ramo, viu...Seguiu avançando até chegar ao castelo. A ponte levadiça estava abaixada. Levando o cavalo pelas rédeas, entrou, e quando viu a todos os habitantes estendidos nas escadas, nos corredores, no patio, pensou horrorizado que estivessem mortos. Logo se tranquilizou ao constatar que só estavam dormindo. "Despertem! Despertem"" gritou uma ou outra vez, porém em vão. Cada vez mais admirado, penetrou no castelo até chegar ao quarto onde estava dormindo a princesa.
Durante um bom momento contemplou aquele rosto sereno, repleto de paz e beleza; sentiu nascer em seu coração o amor que sempre havia esperado em vão. Emocionado, dela se aproximou , pegou a mão da jovem e delicadamente a beijou.
Com aquele beijo, imediatamente a moça despertou e abriu os olhos, acordando de seu imenso sono. Ao se ver diante do príncipe, murmurou: "Finalmente chegaste! Em meus sonhos acariciava este momento a tanto esperado!". O feitiço se havia quebrado. A princesa se levantou e estendeu a mão ao príncipe. Naquele instanre, todo o castelo despertou. Todos se ergueram, olhando-se surpreendidos e questionando o que havia acontecido. Ao dar-se conta, correram loucos de alegria, junto à princesa, mais formosa e feliz que nunca. Ao cabo de alguns dias, o castelo, até então, mergulhado no silêncio, se encheu de cantos, de música e de alegres risos motivados pelo casamento.



Tradução do Espanhol: Marciano Vasques

terça-feira, 16 de fevereiro de 2010

O COELHO AMARELO

O COELHO AMARELO

A sapinha Amélia levou para casa um desenho para pintar.

- Tia! Olha o coelho que a professora mandou colorir!

Sapabela ficou tão entusiasmada que levou a sobrinha para passear e comprou para ela uma caixa com 36 lápis de cores.

Os olhos da pequena brilharam.

Ao chegar em casa usou os 36 lápis para colorir o coelho.

Quadriculou todo o desenho e só terminou quando usou a última cor.

Na escola mostrou toda orgulhosa a sua arte para a professora.

Voltou para casa arrasada com um F de fraco.

- Não chore, querida. Amanhã você pergunta para a sua professora porque ela deu um F para você- disse a Sapabela, consolando-a.

E assim foi feito.

A professora explicou:

- Onde já se viu pintar coelho com 36 cores?

- E qual é a cor do coelho? – perguntou cabisbaixa a pobre sapinha.

- Amarelo! -  respondeu a professora -  Amarelo!

MARCIANO VASQUES
Ilustração de Daniela Alves Vasques

AS REFLEXÕES DA GATINHA

AS  REFLEXÕES DA GATINHA
  
Alvinha e Ulisses passeiam nos telhados quando o assunto começa:

- Ulisses: hoje estou com a minha porção Alvinha.

- Que negócio é esse?

- Estou refletindo as questões mais profundas...

- Agora entendi, isso é a porção Alvinha.

- Comecei! Ulisses: por que no mundo dos humanos tem tanta gente passando fome 

se a Terra é tão rica e farta?

- Porque os humanos são esquisitos gatinha. Uns repartem a riqueza entre si 

enquanto outros nada têm.

- Mas o mundo não é para todos?

- Seria, mas a coisa não é bem assim. Uns têm e outros não. E alguns só pensam em si, vivem na ostentação sem reparar que os outros estão completamente desamparados...

- É, um humano jamais será um gato.

- Como assim, Alvinha?

- Enquanto ele é alvo de sua própria ganância, o seu coração jamais será salvo 

porque  jamais será alvo.

- Alvo?

- Sim, cândido, puro, claro como...

- Como uma gata chamada Alvinha...

- Claro!


Sapabela, que passando por ali a tudo ouvia, exclamou para si :

- "Grande gatinha! Grande gatinha!"

MARCIANO VASQUES

Ilustração de Daniela Alves Vasques

LOS TRES CERDITOS/ OS TRÊS PORQUINHOS


LOS TRES CERDITOS

  
Al lado de sus padres , tres cerditos habian crecido alegres en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papas decidieron que era hora de que construyeran , cada uno, su propia casa.
Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y fueron a ver como era el mundo.
El primer cerdito, el perezoso de la familia , decidio
hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir.
El segundo cerdito , un gloton , prefirio hacer la cabaña de madera. No tardo mucho en construirla.
Y luego se fue a comer manzanas.
El tercer cerdito , muy trabajador , opto por construirse una casa de ladrillos y cemento.
Tardaria mas en construirla pero estaria mas protegido. Despues de un dia de mucho trabajo, la casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oir los aullidos del lobo en el bosque.
No tardo mucho para que el lobo se acercara a las
casas de los tres cerditos. Hambriento , el lobo se dirigio
a la primera casa y dijo:
- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!.
Como el cerdito no la abrio, el lobo soplo con fuerza, y derrumbo la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salio corriendo y entro en la casa de madera de su hermano.
El lobo le siguio. Y delante de la segunda casa, llamo a la puerta, y dijo:
- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!
Pero el segundo cerdito no la abrio y el lobo soplo y soplo, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su otro hermano.
Pero, como el lobo estaba decidido a comerselos, llamo a la puerta y grito:
- ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!
Y el cerdito trabajador le dijo:
- ¡Soplas lo que quieras, pero no la abrire!
Entonces el lobo soplo y soplo. Soplo con todas sus fuerzas, pero la casa ni se movio. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedo casi sin aire.
Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistia.
Trajo una escalera , subio al tejado de la casa y se
deslizo por el pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que el no sabia es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo.

Y el lobo , al caerse por la chimenea acabo quemandose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salio corriendo y nunca mas volvio.
Asi los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el gloton aprendieron que solo con el trabajo se consigue las cosas.


OS TRÊS PORQUINHOS
 

 Junto aos seus pais, três porquinhos haviam crescido alegres numa cabana na floresta. E como já eram maiores, seus papais decidiram que já era hora de cada um construir a sua própria casa.
Os três porquinho se despediram de seus papais e foram a ver como era o mundo.
O primeiro porquinho, o preguiçoso da família, decidiu fazer uma casa de palha. Em um minuto a palhoça estava já feita. Então ele foi dormir.
O segundo porquinho, um guloso, preferiu fazer a cabana de madeira. Não demorou muito em construí-la. E logo foi comer maçãs.
O terceiro porquinho, muito trabalhador, optou por construir uma casa de tijolo e cimento.
Demoraria mais em construí-la, porém estaria mais protegido. Depois de um dia de muito trabalho, a casa ficou preciosa. Porém já se começava a ouvir os uivos do lobo na floresta.
Não demorou muito para que o lobo se aproximasse às casas dos três porquinhos. Faminto, o lobo se dirigiu à primeira casa e disse:
- Abra-me a porta! abra-me a porta ou soprarei e sua casa derrubarei!
Como o porquinho não a abriu, o lobo soprou com força, e derrubou a casa de palha. O porquinho, tremendo de medo, saiu correndo e entrou na casa de madeira de seu irmão.
O lobo o seguiu, e diante da segunda casa, chamou à porta e disse:
- Abra-me a porta! Abra-me a porta! Ou soprarei e sua casa derrubarei!
Porém o segundo porquinho não a abriu e o lobo soprou, soprou e a casa foi aos ares. Assustados, os dois porquinhos correram e entraram na casa de tijolos de seu outro irmão.
Porém, como o lobo estava decidido a comê-los, chamou à porta e gritou:
- Abra-me a porta! Abra-me a porta! Ou soprarei e sua casa derrubarei!
E o porquinho trabalhador lhe disse:
- Sopras o quanto quiseres, porém não a abrirei.
Então o lobo soprou e soprou. Soprou com todas as suas forças, mas a casa nem se moveu. A casa era muito forte e resistente. O lobo ficou quase sem ar, porém ainda que o lobo estivesse muito cansado, não desistia.
Trouxe uma escada, subiu o telhado da casa, e deslizou pela passagem da chaminé. Estava empenhado em entrar na casa e a comer os três porquinhos lá fora.
Porém o que ele não sabia era que os três porquinhos puseram ao final da chaminé, um caldeirão com água fervendo.
E o lobo, ao cair pela chaminé, acabou queimando-se com água quente. Deu um enorme grito, saiu correndo e nunca mais voltou.
Assim os porquinhos puderam viver tranquilamente. E tanto o perigoso quanto o guloso aprenderam que só com o trabalho se consegue as coisas.


 Tradução do Espanhol: Marciano Vasques



segunda-feira, 15 de fevereiro de 2010

AS AMIGAS E A APARÊNCIA

AS AMIGAS E A APARÊNCIA
Sapabela às vezes deixa o brejo e encontra suas amigas humanas, e uma delas é

Urânia.
- Tenho nojo de minhoca!


- Por que, Urânia?


- Sei não, a aparência, o jeito dela...


- Ela é benéfica para a terra.


- Eu sei, Sapabela. Aprendi num livro infantil que ela ajuda a terra a respirar. 


Também tenho nojo e medo de  aranha.


- Por causa, principalmente, da aparência!


- Você acha?


- Claro, Urânia! Infelizmente a aparência acaba assumindo uma importância que não devia.


Mas, mudando  de assunto, já sabe do novo morador da rua?


- Ouvi falar. É um menino poeta. Adora ler e escrever. Dizem que é muito educado e estudioso.


- Precisa conhecê-lo. Falando nisso, lá vem ele!


- Junto com aquele careca gordo?


- Não! Eu não falo do loirinho. O novo morador é o careca gordo.


Ao perceber que Urânia emudece, Sapabela comenta:


- Que foi Urânia? Algum problema com a aparência?


MARCIANO VASQUES
Ilustração: Daniela Alves Vasques
 
 

A MENINA E AS PEDRAS PRECIOSAS

A MENINA E AS PEDRAS PRECIOSAS


- Mãe!!! Já vou para a escola!

- Espere Liriodália, vou te dar um beijo.

Após receber o beijo da mãe, que fazia suspiro, a menina sai de casa feliz, suspirando:

- Mãe! Adoro merengue!

- Na volta, Querida! Na volta! Tchau!

- “Pronto: já consegui a primeira” – vai pensando a pequena, enquanto acena.

Caminha pela calçada e rodopia feliz ao ver um jardim florido. Sente toda a liberdade do mundo no  coraçãozinho, ao rodopiar entre as flores.


- Ah, que bom! Encontrei a segunda.


- Olá!- Diz a amiga Sapabela, que se aproxima cantando.


- Olá! Que maravilha! Encontrei a terceira.


Juntas vão para a escola. Sapabela cantarolando, Liriodália olhando as árvores, o 
azul, as nuvens, o sol, um girassol. Repentinamente exclama:


- Olha! Encontrei a quarta!


- “Pirou” – pensa a amiga.


Mais tarde, ao entrarem na Sala de Leitura, Lírio sussurra:


- Ah! Encontrei finalmente a quinta.


- O que você está falando afinal, Liriodália? – Pergunta Sapabela apreensiva.


- Hoje cedo ao sair da cama, falei que encontraria cinco pedras preciosas.


- E daí? Onde estão elas?


- Ora, o beijo da minha mãe; a liberdade no jardim; você, minha amiga  Sapabela, que trouxe a música; a  natureza; e a leitura. Não reconhece estas pedras preciosas?


MARCIANO VASQUES

Ilustração: Daniela Alves Vasques